Primera Declaración del Comité

La tragedia ocurrida en Haití nos moviliza a todos. Leer más...

jueves, 15 de abril de 2010

Haití: Infografía

En el Conversatorio donde compartimos con el padre Francisco Olveira su experiencia después del terremoto en Haití, también tuvimos oportunidad de conocer más a fondo la historia y formación social de este pueblo.
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lunes, 12 de abril de 2010

Los siete demonios de Haití

¡Haití duele! Nunca habíamos visto un desastre natural tan próximo y tan espeluznante como el terremoto del pasado martes 12 de enero. Nunca antes un país latinoamericano, para colmo el más empobrecido, había sufrido una tragedia tan mortífera.

No queremos repetir noticias que ya son conocidas. Lo que sí nos parece oportuno es recordar un poco la historia haitiana que explica la magnitud de lo ocurrido. Porque el dolor de Haití comenzó antes, mucho antes del terremoto, cuando llegaron los primeros demonios.

EL PREDICADOR EVANGELISTA PAT ROBERTSON, LIDER DEL CLUB DE LOS 700, HA DECLARADO QUE EL TERREMOTO QUE ARRASÓ A HAITI Y EN EL QUE SE CALCULAN CIENTOS DE MILES DE MUERTOS Y MILLONES DE DAMNIFICADOS, ES CULPA DE LOS MISMOS HAITIANOS PORQUE TIENEN HECHO UN PACTO CON EL DIABLO.

" Ellos se lo buscaron por meterse con los demonios".

Tiene razón Pat Robertson. En la historia de Haití ha habido muchos demonios…
pero no los que el predicador gringo imagina.

EL PRIMER DEMONIO SE LLAMÓ... ESPAÑA.
A fines del siglo 15, los españoles invadieron América.
Los indígenas taínos que poblaban la isla llamada Ayití eran pacíficos.
Cristóbal Colón y sus marineros, hambrientos de oro, fueron responsables de las primeras matanzas.
La viruela y la sífilis, la espada y los trabajos forzados arrasaron la población de esta pequeña isla del Caribe.
A la llegada de los españoles, Haití contaba con una población de 500 mil indígenas.
Veinte años más tarde, apenas quedaban 30 mil, esc
lavizados en los lavaderos de oro.
50 años más tarde, no quedaba un solo taíno vivo para contar el horror de aquellos demonios blancos.

EL SEGUNDO DEMONIO SE LLAMÓ... FRANCIA.

A finales del siglo 17, los franceses expulsaron a los españoles de la mitad occidental de la isla. Y se apropiaron de Haití.
Cap-Français, la primera capital del país, fue el puerto de llegada de los barcos negreros provenientes de África.
Los esclavos y esclavas tenían un promedio de vida útil de cinco años (!) en las plantaciones de azúcar. Morían por miles y eran remplazados por otros.
La Francia de la libertad y la igualdad, aceptaba sin asco la más terrible esclavitud en Haití, la rica colonia de ultramar que abastecía de azúcar las mesas europeas.
Montesquieu y los “librepensadores” franceses consideraban que los esclavos eran simples animales a su servicio.
Esas bestias negras no tienen alma.
Pero los esclavos se organizaron contra la tiranía francesa. Toussaint Louverture encabezó la rebelión. Su ejército de desarrapados venció al ejército de Napoleón Bonaparte.

En 1804, haitianos y haitianas proclamaron la primera independencia de América Latina.
Haití fue el primer país donde se abolió la esclavitud.

NO FUE INGLATERRA NI ESTADOS UNIDOS, COMO DICEN LOS LIBROS, SINO HAITÍ, EL PRIMER PAÍS DEL MUNDO DONDE SE PROCLAMÓ LA LIBERTAD DE TODO SER HUMANO.

La bandera de los negros y las negras libres se alzó sobre las ruinas.
La tierra haitiana, devastada por el monocultivo del azúcar,
deforestada por la explotación de la caoba, arrasada por la guerra, había perdido la tercera parte de su población en los campos de batalla.
El demonio llamado Francia nunca perdonó la humillación ni la pérdida de su colonia más rica y mejor explotada.

EL TERCER DEMONIO SE LLAMÓ... EUROPA.

Después de la derrota, Francia bloqueó la isla y ningún país reconoció la independencia de Haití.
Las potencias europeas no admitían la existencia de una nación gobernada por antiguos esclavos porque... la libertad de Haití cuestionaba y amenazaba sus propios sistemas esclavistas.
A pesar de la soledad internacional, Haití comenzó a gobernarse.
Alexandre Pétion presidió la naciente república y distribuyó tierras entre los antiguos esclavos.
Pero Europa, la Europa blanca y cristiana, apoyó a Francia en su reclamo de una gigantesca indemnización que la nueva y pequeña república de Haití tendría la obligación de pagar por “daños de guerra”.

Por el delito de ser libres.(!)
Francia exigió 150 millones de francos oro, equivalente a 21 mil 700 millones de dólares actuales.
Haití, estrangulada y abandonada por todos, cayó en manos de gobernantes cómplices de Europa, que destinaban los poquísimos recursos del país para pagar “la deuda francesa“.

EL CUARTO DEMONIO DE LLAMÓ... ESTADOS UNIDOS.

Los banqueros norteamericanos prestaron dinero a Haití para hacer ferrocarriles y plantaciones de banano.
Los préstamos, que los intereses de usura iban multiplicando, resultaron impagables por una república aislada y empobrecida.
En 1915, el presidente norteamericano Woodrow Wilson envió marines a Haití para tomar control del país.
La primera medida de los invasores fue ocupar la aduana y la oficina de recaudación de impuestos.

Liquidaron el Banco de la Nación, impusieron trabajos forzados a gran parte de la población y prohibieron la entrada de negros en hoteles y restaurantes.
Con el pretexto de "proteger las reservas de oro de Haití" ... se las llevaron a las cajas fuertes de Nueva York.
Después de 19 años de ocupación, los norteamericanos se retiraron de la isla habiendo cumplido su principal objetivo: cobrar las deudas del City Bank.
Entonces, Robert Lansing, secretario de Estado norteamericano, justificó la larga y feroz ocupación militar explicando que la raza negra es incapaz de gobernarse a sí misma, ya que tiene … una tendencia inherente a la vida salvaje y una incapacidad física de civilización.
La misión “civilizadora” de los marines concluyó en 1934.
Atrás dejaron una temible guardia nacional, entrenada por ellos, para exterminar cualquier posible brote de rebeldía en Haití.

EL QUINTO DEMONIO SE LLAMÓ... FRANÇOIS DUVALIER.

En 1957, apoyado por el ejército de Estados Unidos, asumió la presidencia François Duvalier, un médico asesino que aterrorizó a la población haitiana, mezclando religión y política.

Inspirado por los camisas negras del fascismo italiano, Duvalier creó una milicia conocida como los “tonton macoute”, responsable de 30 mil asesinatos e incontables atrocidades y torturas.
François Duvalier se proclamó “presidente vitalicio”. A su muerte, lo sucedió su hijo Jean Claude, tan canalla como el padre.
En 1986, después de 30 años de una de las dictaduras más sanguinarias de América Latina, una insurrección popular sacó del poder a Jean Claude.
Éste se exilió en Francia, cuyo “democrático” gobierno le brindó un asilo dorado a él y su familia.
Ya sin la pesadilla de los Duvalier, se pudieron realizar, por primera vez, elecciones democráticas en Haití.

EL SEXTO DEMONIO SE LLAMÓ... EL VATICANO.

En 1991, Jean Bertrand Aristide, un sacerdote muy popular, surgido de las comunidades de base, se candidateó y ganó la presidencia de Haití.
El Papa Juan Pablo Segundo, enemigo acérrimo de la "Teología de la Liberación", se opuso desde el inicio al compromiso político de Aristide.
Aristide, el cura revolucionario, duró pocos meses como presidente de Haití.
El gobierno norteamericano, que tampoco simpatizaba con las tímidas reformas sociales de Aristide, ayudó a derribarlo.
Entrenado en la Escuela de las Américas, el general Raúl Cedras dio el golpe de estado. Las calles de Puerto Príncipe se llenaron de cadáveres.
Cómplice del golpe, el Vaticano reconoció de inmediato el gobierno del nuevo dictador.
Las tropas norteamericanas se llevaron a Aristide, lo sometieron a un “tratamiento” para que abandonara sus ideas “extremistas” y, una vez reciclado, lo devolvieron a la presidencia haitiana.
Para borrar las huellas de la participación norteamericana y vaticana en la carnicería del general Cedras, los marines se llevaron 160 mil páginas de los archivos secretos de Haití.

EL SEPTIMO DEMONIO SE LLAMÓ... FONDO MONETARIO INTERNACIONAL (F.M.I).

En 1996, René Préval fue elegido presidente de Haití.
En realidad, no presidía nada porque desde los tiempos de Duvalier eran el Fondo Monetario y el Banco Mundial quienes controlaban la economía haitiana.
De las pocas cosas que producía Haití era el arroz, alimento básico de la población. El Fondo Monetario, siguiendo las recetas neoliberales, obligó a Haití a abrirse al “libre mercado” eliminando el apoyo a la producción nacional.
Haití obedeció sin rechistar las instrucciones de este organismo usurero.
Los campesinos cultivadores de arroz, que eran la mayoría, se convirtieron en mendigos o en balseros.
Actualmente, Haití compra todo el arroz de Estados Unidos.
Un arroz . . . ¡ transgénico!.

- Haití acaba de sufrir un terremoto de más de 7 grados, la peor catástrofe natural de su historia.
Cientos de miles de muertos, millones de damnificados,
Puerto Príncipe en ruinas, como si hubiera sido bombardeada.
Sí, tenía razón el predicador Pat Robertson cuando habló de demonios que causan terremotos.
Sólo se equivocó en el rostro de esos demonios.
Porque el terremoto de Haití no comenzó el pasado 12 de enero, sino hace más de 500 años.
Haití, la primera nación libre y sin esclavos de América, convertida hoy en el país más pobre del hemisferio occidental.
Pobre no. Empobrecido. El país más saqueado por los demonios blancos.
Fuente: Radialistas Apasionadas y Apasionados
Enviado por: Stella, 12-04-10
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martes, 6 de abril de 2010

Haití: ¿una cifra o una realidad histórica?

Quienes ya recorrieron el territorio haitiano saben que el vudú (woudou) es una práctica religiosa presente en gran parte de la población. Sobre todo entre los campesinos, la cultura es muy fuerte. Como se trata de una cultura religiosa existen grandes misterios sobre lo que realmente pasa en las ceremonias y celebraciones. Sin embargo, tras año y medio por aquellas tierras logré verificar que, como religión, el vudú tiene sus ventajas y desventajas en lo que se refiere a la liberación y la formación de la conciencia de los haitianos. El vudú, o cualquier otra religión, no necesariamente utiliza la mentira como su práctica. Es la gente la que cree voluntariamente en lo que se dice o en lo que se hace.
Los números presentados en la reunión de Nueva York como base del Plan de Reconstrucción de Haití no son mentirosos. Se ha anunciado una cifra de 5.300 millones de dólares. Los Estados Unidos y la Unión Europea se presentan como los más importantes donantes. El presidente haitiano, René García Preval, oía los números algo desconfiado. Él sabe que los números no mienten, pero engañan.
José Luis Patrola

Los números presentados por Ban Ki-Moon son verdaderos y reales. La mayoría de los presentes en la reunión se calló frente a las bonitas cifras y las perspectivas de reconstrucción de un país ya en ruinas muchos años antes del terremoto del 12 de enero. Se presentan el Banco Mundial y el FMI como grandes coordinadores del gran presupuesto que se llevará a cabo con la importante ayuda de Bill Clinton y de Jorge Bush.

La cifra de 5 mil 300 millones de dólares no miente sino que oculta una cifra tan importante respecto a ella. En efecto, la mayoría de los participantes en la reunión de Nueva York se olvidó que la ocupación militar que se estableció en Haití después del 2004 ha necesitado más de 3 mil 600 millones de dólares para sostenerse. Al mismo tiempo, los bonitos números presentados no revelan el cálculo completo. Los trece mil soldados norteamericanos enviados a Haití después del terremoto consumen un presupuesto superior a 468 millones de dólares por año solamente en sueldo personal, al mismo tiempo que el incremento de 3500 personas en el cuerpo de la MINUSTAH tras el terremoto sube su presupuesto en 126 millones de dólares anuales solamente en sueldo.

Por otra parte, los presentadores del plan de reconstrucción no comentaron que Haití tiene una deuda externa superior a 1 mil 300 millones de dólares contraída hace décadas y cobrada mensualmente por los mismos entes que van coordinar el plan de ayuda.

El costo de un soldado de rango inferior desplegado para servicios militares en Haití, según los mismos soldados, llega a 3 mil dólares mensuales de sueldo. Mientras que el sueldo mínimo haitiano es de 60 dólares mensuales. Un soldado que sale de cualquier parte del mundo recibe por mes el equivalente a 4 años de trabajo de un haitiano que vive con un sueldo mínimo. Eso significa que el sueldo pagado a un soldado durante un año, 36.000 dólares, es igual a 50 años de trabajo de un haitiano.

El pequeño cálculo realizado en el párrafo anterior comprueba que los números pueden engañar. La mayoría de los participantes en la reunión de Nueva York no comentó sobre la forma de pago de este nuevo préstamo del que Haití se va a beneficiar. Ni siquiera el propio René Preval. ¿Quién va a pagar a las muchas empresas norteamericanas articuladas por Jorge Bush que ya están contratadas y designadas para actuar en distintas zonas del país destruido? No hay una empresa que trabaje sin ser bien remunerada. Préstamo es préstamo y Haití tendrá que pagar, a pesar de estar pagando desde hace tiempo, una deuda que no es suya.

Los entes encargados de la reconstrucción de Haití son los mismos que impusieron los más grandes ajustes a la economía haitiana en los últimos años, golpeando duramente todos los servicios públicos como salud, construcción de rutas y escuelas. Los mismos que aplastaron a la economía agrícola, donde vive el 70% de la población, con los acuerdos de libre comercio están ahí. Los mismos entes que mensualmente cobran una deuda vergonzosa, ahora vuelven al escenario mundial como los héroes de una batalla contra la pobreza. Pero fueron ellos quienes llevaron la pobreza a Haití.

La reunión de Nueva York presentó unos números al mundo como si fuera un cálculo matemático exacto sin riesgo a errores. 5 mil 300 millones de dólares. Cuba y Venezuela han sido las voces contrarias a la arbitrariedad de la matemática de los números reales pero engañosos. Cinco mil trescientos millones de dólares es una mentira disfrazada de la obviedad de la ciencia exacta. Están golpeando a Haití con la cruel espada financiera. Están golpeando al mundo al decir que las cifras son exactas.

Que los espíritus de Capóis La Mort, Trussaint Louverture, Alexander Petion, Henri Kristophe y Jean Jacques Dessalines despierten la conciencia internacional y sobre todo del pueblo haitiano, para que nos levantemos contra tanta crueldad y mentira.

Los números no mienten, pero a veces engañan.

* José Luis Patrola es profesor de Historia, miembro del MST y coordinador de la brigada de cooperación entre La Vía Campesina de Brasil y organizaciones campesinas de Haití.

Fuente: ALAI - América Latina en Movimiento
Enviado por: Nica, 06-04-10

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